En nuestra visión occidental de
la filosofía nos topamos con máximas. Yo en lo particular estoy a favor de las
máximas, pero estas representan al igual que la filosofía y todo lo humano la
obediencia de la necesidad de acuerdo a una circunstancia.
En todo momento la filosofía
igual que todo lo humano sirve al tiempo que lo concibió, cuando ésta función
deja de ser útil sólo desaparece siendo remplazada por lo más nuevo y lo más útil
de su tiempo. Para mí el problema más grave del hombre es que vive en el
presente. Su obsesión por este tiempo que se nos escapa lo obliga a construir y
a estar atento a lo que va a suceder. Pero no es solo eso, es todo el concepto
de la historicidad distorsionada por el autor mismo de las letras, de la
historia. Para mí, no hay avance en la historia del humano, no hay esta carrera
que se intenta hacer creer que vamos ganando, solo hay épocas y eras que vamos
dejando atrás, que mudamos pues se vuelven obsoletas. Pero el mismo avance de
la humanidad no representa más que otro ciclo distinto al anterior.
Aun así vivimos en la obsesión de
creer que nuestra existencia ha mejorado considerablemente, si he de decirlo no
hay mentira más grande que ésta. ¿Qué ha mejorado en nuestra vida? Igual seguimos
muriendo, igual nos seguimos enfermando, igual seguimos sufriendo, igual
seguimos en guerras, igual, con todo lo que el humano ha inventado, seguimos
siendo humanos. Hemos caído en este modelo de creernos lo que nos dicen,
seguimos siendo lo que éramos hace miles de años, una especie que jugaba con
rocas y madera, ahora juega con metal y plástico. Y esta misma distracción se
vuelve hacia nosotros mientras nos dirigimos a la aun inexpugnable muralla que
representa la muerte. Pero la filosofía se ha dedicado a lo mismo, entretener
con palabras que traten de calmar al mismo hombre para que esta, la muerte, no
sea ese elemento tan caótico que tanto le aterra. Y para mí siempre hay varias
formas de tomar el juego, ir con él o estar contra de él. Muchos ven el proceso
de muerte como algo natural, lo aceptan, muchos le temen, otros como está pasando,
y para no seguir engañados siempre ha pasado, le restan importancia viéndola como
algo mejor que vivir.
Para mí la muerte es algo de
vital importancia, ya que es algo que afecta la “unicidad del ser” no es algo que se pueda conceptualizar, por eso
hablar de ella es algo imposible, por lo mismo trataré de explicarla desde el
concepto de “unicidad del ser”. Creo que
la muerte es algo que va mas allá de uno, por lo mismo no pensamos en la muerte
como algo que nos suceda, sino que les sucede a los demás tratando de explicarla
desde lo que sentirían los demás si llegara nuestro fin. Por eso la “unicidad del ser” es algo primordial
para explicarlo.
La frase “no hay nadie como tú”, “eres
único y especial” es un término aplicable, desgastado por la masividad de su
uso. Lo cierto es que el ser es único, solo hay uno de su tipo por cada uno de
los entes que lo portan. Y los otros, el yo, obtiene de esta “unicidad” un
sentimiento ideal que refleja en la pérdida de esta “unicidad”, la pérdida del ideal mismo. La perdida misma de “la unicidad” significa el nacimiento de un
tipo de rencor, de una herida que no podría sanar si he de permitirme
explicarlo de esta manera. Ahora seré más directo, la muerte, en tanto que
perdida del ideal, significa el termino de la “unicidad” de un orden establecido significa la pérdida de la normalidad
de una rutina prefabricada que a su vez nos provoca ansiedad al tratar de
llenar esta el vacío dejado del ideal. Para remediar esto se requiere de la adaptación
según la necesidad del que ha perdido este ideal. Lo cierto es que nunca es reemplazable,
es, quizás atenuado el sentimiento. Esto hace crecer en mí la idea de que la
unicidad representa el ideal que nos formamos, en todo momento más que la
verdadera personalidad del que esta frente a nosotros, pero unicidad será un
concepto del que hablaré más adelante.
Siguiendo pues con la adaptación me
parece que ha nacido a causa de la muerte de los ideales, más que de la
unicidad misma, esto es lo que nos lleva al progreso mismo de la que consideramos
sociedad de nuestra era. Todo fin del hombre va siempre dirigido a aliviar este
sentimiento de muerte, es por eso que quizás sea nuestro gran temor a esta, ya
sea aceptándola, huyendo de ella o no importándonos esta misma, lo que nos ha
hecho progresar. Al final me parece que de entre todo el hombre es conciencia
de algo y este algo es que se va a morir.